“Para aquellos a los que a veces les asaltan pensamientos de celos, envidia, venganza, sospecha. Para las diferentes formas de vejación. Dentro de sí mismos pueden sufrir mucho, a menudo cuando no hay una causa real para su infelicidad.”

                                                                                                              Dr. Edward Bach – Los Doce Curadores y Otros Remedios

En general es un arbusto, pero también los hay arbóreos. Sus hojas son perennes, verdinegras y muy brillantes, con pequeñas drupas de color escarlata. Prospera en bosques y en las lindes de los zarzales. Las flores masculinas y femeninas son blancas, de suave fragancia, que por lo común crecen en plantas diferentes.

En inglés su nombre se asemeja a holy, santo, y en los países anglosajones sus ramas decorativas adornan las mesas navideñas como símbolo del renacimiento de la conciencia de Cristo en nuestro corazón. Esto no es una casualidad. La esencia de flores de Holly representa el principio del amor divino universal que mantiene a este mundo y es infinitamente más grande que la razón humana.  ESte amor o suprema cualidad energética, a través de la cual y en la cual vivimos, es cono la fronda para un árbol, nuestro verdadero elixir de la vida, el mayor poder curativo, la fuerza impelente más intensa, la eterna verdad, la conciencia de la unidad, lo positivo en sí. Por esta razón, en el abanico de las treinta y ocho flores de Bach, el Holly ocupa un lugar preponderante.

Edward Bach dice: “Holly nos protege de todo lo que no es amor. Holly abre el corazón y nos comunica con el amor divino”. Empezamos a intuir de dónde venimos, adónde pertenecemos y que todos somos hijos del amor. Holly nos ayuda a vivir siempre en el estado del amor, en ese estado de la belleza, la solemnidad y la realización en el que somos un corazón un alma con el mundo y podemos conocer y reconocer todo en el orden natural; en el que podemos alegrarnos sin envidia del éxito del otro, aunque nosotros mismos estemos en dificultades.

Desde el punto de vista del diagnóstico, Holly, junto a Wild Oat, desempeña una función de apertura y clarificación. Cuando las esencias florales prescritas no dan el resultado esperado se duda acerca de cual de los muchos estados anímicos negativos identificables predomina, debería empezarse a optar por Holly o Wild Oat. Por el primero, cuando el individuo es activo e impetuoso. Por la segunda, cuando es del tipo más pasivo y callado.

Algunas experiencias cotidianas realizadas con Holly: cuando nace el segundo hijo, el primogénito suele, a menudo, generar celos en forma de mal humor, caprichos, etc. En estos casos Holly es muy efectivo. También en el caso de los perros que de pronto se encuentran con un bebé en la familia.

En definitiva Holly es la flor que nos ayuda a encontrar el “amor” dentro de nosotros para poder así  compartirlo con nuestro entorno.

 

Fuente:  Mechthild  Scheffer   (La Terapia Floral de Bach)